Como poemas antiguos
en que las cornejas eran agoreras
de vidas tristes, de sueños rotos
jóvenes con sus vidas desechas.
Transportadas a infancias maduras
en rondas de sueños eternos,
ella enlazaba sus dedos infantiles,
haciendo historia en el silencio.
Sin premura recorría el tiempo,
mirando valles, bosques perfectos,
las ideas floreciendo en el camino,
sembrando yuyos, sembrando sueños.
Pero la vida gimió en su vientre
en forma prematura a sus anhelos,
muñeca viva acunaba
y le daba a beber de su pecho.
Mientras la morera mecía a sus retoños
que nacían a la vida allá lejos,
ella mecía la sonrisa pura, unos lindos ojos
y un vestido pequeño.
(samelyn)
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