Por medio de la poesía expreso mi visión del mundo desde otra perspectiva, la que nos muestra el espíritu y que permanece oculto y nace furtiva cuando algo o alguien nos toca las fibras de un buen o mal recuerdo, entonces aflora nuestro "yo" ese que a veces ocultamos y que llamamos sentimientos. Fluye y emerge a veces eufórico hacia nuestro exterior y sentimos la necesidad de expresarlo y acudimos a un lápiz y papel y allí estampamos nuestras impresiones. Cuando está reposado nuestro espíritu, las ideas vagan en el vacío y se anclan en el papel, acompañados de un suspiro reverente y silencioso, los pensamientos se expanden y luego reposan en un manuscrito hilvanado de palabras que fluyen del alma, esa que no vemos, pero que las emociones le dan su forma y así entonces amamos, sufrimos, reimos y lloramos...

jueves, 6 de diciembre de 2012

"MARÏA"

María es la niña que viaja
por las paginas del libro abierto,
allí camina con sus tacones
por los renglones de sus sueños...
autos, viajes, dinero...
El libro extraviado se fué por el viento
lo atrapó una rama,
cayó al suelo lento.
Allí lo encontró la luz del día,
rodando junto a un sacacorchos
que lastimaba sus hojas
amarillas por el tiempo.
Viajó por dimensiones desconocidas,
un camino empedrado
no era su pasillo.
Allí está María tiritando de frío
en una pagina del libro,
acurrucada mirando las horas
en el reloj de tinta,
sujetando su pañuelo color rosa,
que con cariño le regaló su tía
en otra página del cuento.
Samelyn.

"DESALIENTO"

Avecillas no trinen,
acurrúquense a mi lado,
sus alas tiritonas
manténganlas en calma.
Tradúzcanme al oído
sus trinos en palabras,
yo les traduciré la vida
tan opaca y tan callada.
Mi voz pía trinos amargos,
las frases me atragantan,
diminuta, soy un ave,
en las sombras desgarrada.
Enséñenme el secreto de sus ojos,
que no saben lavar lágrimas,
tradúzcanme su canto melodioso,
de notas de seda y plata,
que aquí yo estoy muriendo
como muere la guitarra,
con sus cuerdas rotas,
no hay remiendo que valga.
Las rayas de mi vestido,
parecen tenerme atada,
quiero amasar el pan de vida,
pero mis manos queman las brasas.
El día devora la noche
y la noche la mañana,
avecillas cantoras,
sigan entonando su tonada
arrúllenme con sus trinos,
arrúllenme con sus alas.
Samelyn.

"S O Y"

Hoy me has dicho hermosa,
me has dicho que soy tu rosa primaveral,
que con mi aroma perfumo tu vida,
que vuelo por las cumbres pirineanas
y me paseo por los templos antiguos,
mientras el Sol desmenuza
la cortina de brumas otoñales.
Hoy, me has dicho mi Sol,
que mi presencia da calor a tu vida
en la colina misteriosa,
que tu embelezo endilga
el epígrafe de tu existencia.
Me enseñaste la moraleja,
de la fábula conocida
escrita con las alas de un cuervo.
Yo soy tu amapola, frágil, sencilla,
en un sólo pétalo ves mi transparencia
deslizándose por tu vida.
En mis manos tengo el candelabro
que invita a tu oscuridad
a alejarse y ponerse de rodillas,
soy vigía de tus sueños,
tú eres la claridad del rayo
que ondea su luz para quedarse,
hasta que las manecillas del reloj,
se detengan para siempre.
Samelyn

¿Dónde están los niños?

¿Dónde están los niños?
 cuajando suspiros y risas oxidadas
en el martirio de la vida.
Se perdieron en el tubo del recuerdo
acurrucados al alero deteriorado
del humanismo.
¿Qué pasó con los niños,
que ya no juegan su niñez?
¿Permanecen como seres incorpóreos
que nadie ve?
Sus mismos ángeles estrangulan su alma
en el refugio oscuro
de su propia constelación.
Estridentes onomatopeyas opacan sus voces,
usando la notación perfecta,
maquillan con sones de violines
el rugido del leopardo en el monte.
Apedreemos los leopardos
y los leones que les amedrentan,
que sacan las sillas a los desvalidos
con sus fábulas
al abrigo de la inocencia.
Llevemos sus maletas a otras dimensiones
y quedémonos con la verbena azul
en el ópalo que refulge
en los corazones infantiles.
Samelyn.

miércoles, 24 de octubre de 2012

"MIEDO"

Tengo miedo que me desgajen las manos
que deje de ser su dueña.
Tengo miedo que hieran mis oídos,
que no pueda ya escuchar el rumor de la vida
borboteando por mis venas.
Tengo miedo que mis labios se cierren,
que no pueda decir cuánto te quiero
que se encierren y las palabras, se encarcelen,
frustradas y en la boca hagan nido.
Tengo miedo que mis pies pierdan la fuerza
que me conduce a tu sitio,
que se equivoquen mis pasos
que caminen hacia atrás,
pisando los mismos caminos,
atestados de espinos.
Tengo miedo que mi cuerpo se give
que para alzar la vista sea un sacrificio,
que las señales de la muerte se acerquen,
que mi piel seca pierda los ríos,
que mi voz cansada sea un silabario,
de balbuceos de niños.
Tengo miedo que mi cabello caiga,
que un sombrero cubra el delicado sitio,
que mis pensamientos se enfríen
como un copo de nieve alpino.
Tengo miedo que mis huesos no me sostengan
como se sostiene el lirio,
que caigan al suelo como planta rastrera,
porque su fuerza han perdido.
Tengo miedo que mis ojos se apaguen
que no pueda verte,
ni vea los empedrados caminos,
que la luz se deleite en mis párpados,
que no pueda observar
las cien faldas de la rosa
ni el pájaro empinándose en su trino
Tengo miedo...tengo miedo.
(Samelyn)