Con su trinar insistente
las aves están despertando
mi cuerpo que estaba dormido
la conciencia va recobrando.
Te busco en mi memoria,
te dibujo con mis ojos,
me alumbra la luz radiante
como sus hermosos focos.
Con los rayos del Sol escribo
mi saludo matinal
que te envío en este instante.
Que lo lleve la brisa que sea ligero
que no se detenga en las nubes
ni en la copa somnolienta de los árboles,
que te reverenciarán cuando pases, oh viento
que mi saludo no enrede en sus ramas.
Que el Sol mantenga tibio mi beso,
cuando lo sientas, asómate a la brisa
y recíbeme en tu pecho,
que en nuestras alcobas distantes
ha cruzado la puerta el amor viajero
y está siendo sellado
con la ternura de un beso.
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