En tu mirada cristalina
yo me miraba,
subía por las nubes
y nunca bajaba.
En las nubes de algodón
nada más necesitaba
suspiraba con la brisa,
tu aroma respiraba.
Cuando cerraba su puerta el día
con estrellas me alumbraba,
mis antorchas favoritas
cuando mis sienes ponía en mi almohada.
En mi albergue muda, gozosa,
diáfanas visiones devoraba
la noche y su sutil silencio
en mi cama reposaba.
Era tan feliz entonces,
las tristezas yo lavaba
y el calor de tu corazón
luego las secaba.
¿Dónde estás ahora?
¿Qué sombras te cubren?
dónde susurran tus acentos sutiles
tu voz cautivadora.
Hoy me pareció escucharte
y mi corazón vibró en tu recuerdo
un sobresalto, luego un suspiro
y luego de a poco te vas desvaneciendo.
Samelyn
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